Blog deLcda. Adriana Figueroa

Nutricionista · 3177

Nutrición Clínica Familiar. Genética Nutricional

NO SE HABLA DE GORDO, NO NO NO

jueves, 12 de mayo de 2022

Carta a los padres con hijos que padecen obesidad 

        


Seguro que ya te han enganchado con la famosa canción de la película de Disney “Encanto”, y espero que el título de este blog se te quede igual de grabado en tu mente.   Ya que en este contexto; las palabras no se las lleva el viento. Se quedan tejidas en el cerebro de nuestros peques y pueden ejercer un gran efecto en su estado de salud. Mi objetivo con esta carta es crear conciencia a nosotros, los padres, que pecamos de agregarle adjetivos a nuestros peques que pueden impactar negativamente en su salud.

Si les decimos a nuestros hijos que son muy astutos, inteligentes y aventureros; pues seguramente los veremos crecer con estas características. Pero si les decimos que son y siempre serán holgazanes, ansiosos o gorditos, pues también les estamos condicionando. Al final nos paramos comportando según la etiqueta que nos han puesto. Y lo triste del caso es que se lo decimos nosotros, sus padres, en quienes ellos confían y modelan su comportamiento. En palabras del psicólogo español Alberto Soler, autor del libro “Niños sin Etiquetas”:

“Poner una etiqueta a un niño es fácil, pero quitársela no”. 

Quisiera compartirte este video (clic acá) en donde Soler explica qué son las etiquetas y cómo nuestro lenguaje impacta ya se de forma positiva o negativa en nuestros hijos.  O si gustas profundizar más en el tema, te comparto este podcast (clic acá) sobre Niños Sin etiquetas del programa español Vida Sana. 

Después de escuchar a los expertos, espero que el mensaje te deje esa espinita de tomar conciencia en como describimos a nuestros hijos sin predeterminarlo a un comportamiento específico. 

Decir que un niño es inteligente porque saca buenas notas nos aleja del verdadero resultado: eres inteligente porque te has esforzado, has nutrido tu curiosidad y has disfrutado aprender.  Las calificaciones al final no le definen. Lo mismo ocurre con el peso. En nuestra terapia médica nutricional, debemos enfocarnos en el esfuerzo y dedicación que nuestros peques están haciendo al consumir alimentos saludables o evitar los malsanos; enfocarnos en la curiosidad de incluir nuevos alimentos al patrón alimentario; en la disciplina y constancia de aumentar la actividad física con los deportes que están practicando o de dejar a un lado el consumo de pantallas.  Jamás debemos enfocarnos en el peso, que al igual que las notas, es un número que al final define a nuestros hijos y anula todo el esfuerzo que hay detrás del cambio que están haciendo en pro de su salud. Retornado al título, “No se habla de gordo, no no no”, quisiera proponerte cambiar el enfoque a los cambios positivos que estamos viendo en nuestros hijos sin enfocarnos en el peso.  Por ejemplo,

Qué bonita se ve ahora que perdió peso.

Cambiar por:

Qué feliz le veo ahora que tiene más energía. 

Para ejemplificar mejor, quisiera compartirte este otro video (clic acá) genial del nutricionista-dietista Julio Basulto, sobre lenguaje y obesidad. Como padres, no solo debemos de cuidar nuestro lenguaje en cómo describimos a nuestros hijos, sino también cómo nos describimos a nosotros mismos. ¿Alguna vez te has parado frente al espejo y preguntado a tu pareja si tal atuendo te hace ver más gordo? O cada vez que estás en una comida familiar te restringes diciendo “no porque me engorda”. 


Por ejemplo, los investigadores Hennessy y colaboradores (clic acá para el artículo completo) examinaron la asociación entre las restricciones de los padres y el consumo desinhibido de los hijos; encontrando que mientras más restrictivo sea un padre con los alimentos, los hijos tienden a ser más desinhibidos con la comida lo cual impacta negativamente en su índice de masa corporal. El estudio de los autores Anzman y colaboradores (clic acá para artículo completo)  también soporta estos resultados, encontrando que en los padres que limitan en su alimentación aumenta la asociación entre consumo descontrolado y aumento de índice de masa corporal de sus hijos. En otras palabras, padres que viven “a dieta” tienen hijos con mayor riesgo a padecer de obesidad (ves cómo no se dice hijos obesos).

Quisiera cerrar con una pequeña reflexión. La obesidad infantil es una enfermedad muy compleja, en donde múltiples factores tanto genéticos como ambientales predisponen al exceso de peso (más información en este enlace).  Como padres jamás debemos sentirnos culpables por el peso de nuestros hijos, ya que muchos de estos factores están fuera de nuestro control. Sin embargo, todo aquello que podamos controlar son herramientas a nuestro favor en pro de la salud de nuestros peques, y por ello el llamado a concientizar nuestro lenguaje y cómo nos expresamos tanto del peso de nuestros hijos como del nuestro. 

Recuerda que somos modelos y los hijos nuestros grandes espectadores; nuestro deber es transmitirles confianza y autoestima, pero sobre todo que sepan que los amamos sobre todas las cosas.

 REFERENCIAS:

Curr Gastroenterol Rep. 2010 August ; 12(4): 280–287. doi:10.1007/s11894-010-0116-1.

Hennessy E, Hughes SO, Goldberg JP, et al. Parent behavior and child weight status among a diverse group of underserved rural families. Appetite 2010;54:369–377. [PubMed: 20079785]

Anzman SL, Birch LL. Low inhibitory control and restrictive feeding practices predict weight outcomes. J Pediatr 2009;155:651–656. [PubMed: 19595373] . This article demonstrated that lowinhibitory control is associated with increased BMI in children and, importantly, that parenting practices can modify the risk associated with this trait.




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Lcda. Adriana Figueroa
Lcda. Adriana Figueroa
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