*nota: este artículo lo escribí pre-pandemia; cuando aún nos podíamos deleitar con las degustaciones en los supermercados.
Soy de esas mamás que tienen la mala costumbre de ir al supermercado después de hacer ejercicios, con hambre. Entonces se me dificulta mucho decir que no a las degustaciones (cómo negar ese nachito con frijol). Sin embargo, hace poco me llevé una sorpresa con un de las impulsadoras, ofreciéndome queso sin grasa, lactosa y sin gluten. Primero que nada, ¿Quién quiere comer eso? Le quitaron todo lo divertido. Segundo, me quedé muy consternada cuando me dice la impulsadora muy convencida " y el queso es libre de gluten, porque como usted ya sabe, el gluten es malo para la salud". Me quedé atónita, pensé en varias respuestas pero luego dije, esa es mala capacitación que le dio la empresa a su impulsadora.
Lo cual me lleva al siguiente punto: ¿en qué momento se volvió el gluten el malo de la película, tipo Ralph el Constructor? Él solamente cumple con su trabajo. En pleno siglo 21, tenemos ilimitado el acceso a información; y aún así pecamos en no corroborar nuestras fuentes, o inclusive malinterpretar resultados de algún estudio que fue hecho en ratas, en células, o en solamente 10 individuos que ni siquiera comparten nuestra misma etnia. Hoy en día muchas personas consideran que evitar el gluten se ha convertido en un “estilo de vida saludable”, del tipo evito el tabaco y el sedentarismo. Por lo tanto me veo en la obligación de desmantelar los mitos. Vamos por partes:
¿Qué es el gluten? Es una proteína comúnmente encontrada en los cereales de trigo, cebada y centeno. Es decir, los carbohidratos comúnmente encontrados en nuestra alimentación como cereales de caja, bollería, panadería y pasteles.
¿Con qué enfermedad se relaciona el consumo de gluten? La intolerancia permanente al gluten se conoce como Enfermedad Celiaca. Se presenta en individuos genéticamente predispuestos, en donde existe una reacción inflamatoria de base inmune. Es decir, que los anticuerpos (los soldados encargados de defender al cuerpo) comienzan a atacar de forma anormal al propio organismo, en este caso al intestino delgado. Esta respuesta inmune alterada deteriora las mucosas del intestino, dificultando la absorción de nutrientes y poniendo en jaque el estado de salud. Puede ocasionar dolor abdominal, diarrea crónica, estreñimiento, vómitos, heces pálidas, flatulencia, cansancio, pérdida de peso, dolor en articulaciones, sarpullido conocido como dermatitis herpetiforme, anemia, e inclusive retardar el crecimiento en niños.
¿Por qué se asocia el consumo de gluten como malo para la salud? La asociación más obvia es porque las personas temen desarrollar enfermedad celiaca y sufrir todos los efectos adversos de la misma; y esto usualmente ocurre en donde existen antecedentes familiares.
También se ha vuelto trendy consumir una dieta libre de gluten, ya que el gluten es parte de los carbohidratos y estos de por sí ya protagonizan su propia película como villanos. La lógica nos dicta que si ya no consumimos postres ni pan, habrá una pérdida de peso, ergo el gluten es malo. Este concepto es erróneo, ya que el ser humano requiere consumir por lo menos la mitad de la energía a través de carbohidratos, idealmente aquellos ricos en fibra y sin azúcares añadidas. Los carbohidratos son los villanos cuando los consumimos en exceso y/o son ricos en azúcares simples. No es lo mismo comer 1 rebanada de pan integral que 3 panitos dulces, lo importante es la cantidad y la calidad. Además, una dieta libre de gluten limita el acceso a micronutrientes esenciales como fibra, hierro y vitaminas del complejo B, poniendo en riesgo el estado nutricional.
¿Quiénes SÍ deben consumir una alimentación libre de gluten? Y aquí debo hacer hincapié que la prescripción de una alimentación baja o libre de gluten debe ser implementada y vigilada por un profesional certificado legalmente, es decir, nutricionista o nutriólogo.
- Aquellas personas a quienes se les ha confirmado que padecen enfermedad celiaca a través de análisis de sangre y biopsia intestinal.
- Personas genéticamente predispuestas a padecer Enfermedad Celiaca. Al fin y al cabo, esta enfermedad tiene un alto componente genético (70% de la enfermedad se debe a variaciones en los genes).
- Personas con antecedentes familiares de enfermedad celiaca.
Se ha mostrado que el consumo de gluten genera una respuesta proinflamatoria y que puede empeorar los cuadros en personas que padecen otras enfermedades autoinmunes como artritis reumatoide, lupus o esclerosis múltiple, por lo que se recomienda disminuir o evitar su consumo. Cada caso debe ser personalizado.
¿Cuáles son las implicaciones de evitar el gluten cuando no tengo Enfermedad Celiaca, historia familiar o riesgo genético a padecer la enfermedad?
- Ponemos en jaque nuestra salud al limitar el acceso a nutrientes esenciales (anemia, por ejemplo).
- Pérdida de peso no saludable.
- Muchas veces los productos que se venden como libres de gluten tienden a tener un mayor contenido de grasa o azúcares que sus contrapartes con gluten, por lo que a la larga no mejora nuestro estado nutricional.
Por lo tanto, si desean seguir un estilo de vida más sano, limiten su consumo de grasas saturadas y azúcares simples; si no tienen ninguna condición médica no es necesario evitar el gluten. Por último, si por orden médica o nutricional debe de evitar el consumo de gluten, escojamos aquellos alimentos que por su naturaleza son libres de gluten como los provenientes del arroz, avena, leguminosas, quinoa, maíz; carbohidratos ricos en fibra y micronutrientes que mantienen nuestro estado nutricional.
Es lunes y estoy en el supermercado, y no compraré ningún queso libre de gluten.